¿Qué conclusión sacamos entonces? ¿Tenemos alguna ventaja? ¡En absoluto! Pues ya hemos afirmado que tanto judíos como gentiles están bajo el poder del pecado. Como está escrito: «No hay justo, ni siquiera uno; no hay quien entienda; no hay quien busque a Dios. Todos se han apartado, todos juntos se han vuelto inútiles; no hay quien haga el bien, ni siquiera uno». «Sus gargantas son tumbas abiertas; sus lenguas practican el engaño». «El veneno de las víboras está en sus labios.» «Sus bocas están llenas de maldición y amargura.» «Sus pies se apresuran a derramar sangre; ruina y miseria marcan sus caminos, y el camino de la paz no conocen». «No hay temor de Dios ante sus ojos.»