Pero ahora, aparte de la ley, se ha dado a conocer la justicia de Dios, de la que dan testimonio la Ley y los Profetas. Esta justicia se otorga por la fe en Jesucristo a todos los que creen. No hay diferencia entre judío y gentil, porque todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, y todos son justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que vino por Cristo Jesús. Dios presentó a Cristo como sacrificio de expiación, mediante el derramamiento de su sangre, para ser recibido por la fe. Lo hizo para demostrar su justicia, porque en su indulgencia había dejado impunes los pecados cometidos de antemano; lo hizo para demostrar su justicia en el tiempo presente, para ser justo y el que justifica a los que tienen fe en Jesús.