Ahora bien, el nacimiento de Jesucristo tuvo lugar de esta manera. Cuando su madre María se había desposado con José, antes de que se unieran se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Y su marido José, como era un hombre justo y no quería avergonzarla, resolvió divorciarse de ella discretamente. Pero mientras consideraba estas cosas, he aquí que un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar a María por esposa, porque lo que en ella ha sido concebido viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel» (que significa, Dios con nosotros). Cuando José despertó del sueño, hizo lo que le había ordenado el ángel del Señor: tomó a su mujer, pero no la conoció hasta que dio a luz un hijo. Y le puso por nombre Jesús.