La verdadera luz, que alumbra a todos, ven铆a al mundo. Estaba en el mundo, y el mundo se hizo por medio de 茅l, pero el mundo no le conoci贸. Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron. Pero a todos los que le recibieron, a los que creyeron en su nombre, les dio derecho a ser hijos de Dios, que no nacieron de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habit贸 entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como del Hijo unig茅nito del Padre, lleno de gracia y de verdad.