Me alegré mucho en el Señor de que por fin renovaras tu preocupación por mí. En efecto, usted estaba preocupado, pero no tuvo ocasión de demostrarlo. No lo digo porque tenga necesidad, pues he aprendido a contentarme sean cuales sean las circunstancias. Sé lo que es tener necesidad y sé lo que es tener abundancia. He aprendido el secreto de estar contento en cualquier situación, bien alimentado o hambriento, en la abundancia o en la miseria. Puedo hacer todo esto por medio de Aquel que me da la fuerza.