Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios, el Señor es uno. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Estos mandamientos que os doy hoy deben estar en vuestros corazones. Imprímelos en tus hijos. Habla de ellos cuando estés sentado en casa y cuando camines por la calle, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átenlos como símbolos en sus manos y átenlos en sus frentes. Escribidlas en los marcos de las puertas de vuestras casas y en vuestras verjas.