Sobre todo, amaos profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados. Ofrezcan hospitalidad unos a otros sin refunfuñar. Cada uno de vosotros debe utilizar el don que ha recibido para servir a los demás, como fieles administradores de la gracia de Dios en sus diversas formas. Si alguien habla, que lo haga como quien habla las mismas palabras de Dios. Si alguien sirve, que lo haga con la fuerza que Dios le da, para que en todo sea alabado Dios por Jesucristo.