Porque somos colaboradores al servicio de Dios; vosotros sois el campo de Dios, el edificio de Dios. Por la gracia que Dios me ha dado, puse los cimientos como un sabio constructor, y alguien más está construyendo sobre ellos. Pero cada uno debe construir con cuidado. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, que es Jesucristo.