Hermanos míos, cuando os enfrentéis a pruebas de todo tipo, considerad que es pura alegría, porque sabéis que la prueba de vuestra fe produce perseverancia. Deja que la perseverancia termine su trabajo para que seas maduro y completo, sin que te falte nada. Si a alguno de vosotros le falta sabiduría, que se la pida a Dios, que da generosamente a todos sin hallar culpa, y le será dada. Pero cuando preguntes, debes creer y no dudar, porque el que duda es como una ola del mar, agitada y zarandeada por el viento. Esa persona no debe esperar recibir nada del Señor. Tal persona es de doble ánimo e inestable en todo lo que hace.