Tú, Dios, eres mi Dios, te busco ardientemente; tengo sed de ti, todo mi ser te anhela, en una tierra seca y reseca donde no hay agua. Te he visto en el santuario y he contemplado tu poder y tu gloria. Porque tu amor es mejor que la vida, mis labios te glorificarán. Te alabaré mientras viva, y en tu nombre alzaré mis manos. Me saciaré como del más rico de los manjares; con labios cantarines te alabará mi boca.