Te alabaré, Señor, con todo mi corazón; ante los «dioses» cantaré tu alabanza.
Me inclinaré hacia tu santo templo y alabaré tu nombre por tu amor indefectible y tu fidelidad, pues has exaltado tanto tu decreto solemne que sobrepasa tu fama.
Cuando te llamé, me respondiste; me animaste mucho.
Que todos los reyes de la tierra te alaben, Señor, cuando oigan lo que has decretado.
Que canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande.
Aunque el Señor es excelso, mira con bondad a los humildes; aunque es excelso, los ve de lejos.
Aunque ande en medio de la angustia, tú conservas mi vida. Extiendes tu mano contra la ira de mis enemigos; con tu diestra me salvas.
El Señor me vindicará; tu amor, Señor, permanece para siempre: no abandones las obras de tus manos.