Todos los que pecan aparte de la ley también perecerán aparte de la ley, y todos los que pecan bajo la ley serán juzgados por la ley. Porque no son los que oyen la ley los justos a los ojos de Dios, sino los que obedecen la ley los que serán declarados justos. (En efecto, cuando los gentiles, que no tienen la ley, hacen por naturaleza cosas exigidas por la ley, son una ley para sí mismos, aunque no tengan la ley. Demuestran que las exigencias de la ley están escritas en sus corazones, dando testimonio también sus conciencias, y sus pensamientos unas veces los acusan y otras incluso los defienden). Esto tendrá lugar el día en que Dios juzgue los secretos de las personas a través de Jesucristo, como declara mi evangelio.