A causa de esto, Dios los entregó a lujurias vergonzosas. Incluso sus mujeres cambiaron las relaciones sexuales naturales por otras antinaturales. Del mismo modo, los hombres también abandonaron las relaciones naturales con las mujeres y se inflamaron de lujuria unos por otros. Los hombres cometieron actos vergonzosos con otros hombres, y recibieron en sí mismos el debido castigo por su error. Además, así como no creyeron que valiera la pena retener el conocimiento de Dios, Dios los entregó a una mente depravada, de modo que hacen lo que no se debe hacer. Se han llenado de todo tipo de maldad, maldad, codicia y depravación. Están llenos de envidia, asesinatos, contiendas, engaños y malicia. Son chismosos, calumniadores, odian a Dios, son insolentes, arrogantes y jactanciosos; inventan maneras de hacer el mal; desobedecen a sus padres; no tienen comprensión, ni fidelidad, ni amor, ni misericordia.