No pagues a nadie mal por mal. Procura hacer lo que es correcto a los ojos de todos. Si es posible, en la medida en que dependa de ti, vive en paz con todos. No os venguéis, queridos amigos, sino dejad espacio para la ira de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor. Al contrario: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Al hacer esto, amontonarás carbones encendidos sobre su cabeza». No te dejes vencer por el mal, sino vence el mal con el bien.