Por eso me arrodillo ante el Padre, de quien toma su nombre toda familia en el cielo y en la tierra. Ruego que de sus gloriosas riquezas os fortalezca con poder mediante su Espíritu en vuestro interior, para que Cristo habite por la fe en vuestros corazones. Y ruego para que, arraigados y firmes en el amor, 18 podáis comprender, junto con todo el pueblo santo del Señor, cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo, y conocer este amor que sobrepasa todo conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.
A Aquel que es capaz de hacer muchísimo más de lo que pedimos o imaginamos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea la gloria en la iglesia y en cristo jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.