Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de corazón compasivo, de bondad, humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros y, si alguno tiene queja contra otro, perdonándoos mutuamente; como el Señor os ha perdonado, así también vosotros debéis perdonar. Y por encima de todo esto, ponte el amor, que lo une todo en perfecta armonía.
Y que reine en vuestros corazones la paz de Cristo, a la que habéis sido llamados en un solo cuerpo. Y sé agradecido. Que la palabra de Cristo habite abundantemente en vosotros, enseñándoos y amonestándoos unos a otros con toda sabiduría, cantando salmos e himnos y cánticos espirituales, con gratitud en vuestros corazones a Dios.
Y todo lo que hagáis, de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.