El Hijo es la imagen del Dios invisible, el primogénito sobre toda la creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas: las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades; todo fue creado por medio de él y para él. Él es antes que todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen unidas. Y él es la cabeza del cuerpo, la Iglesia; él es el principio y el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la supremacía. Porque Dios quiso que toda su plenitud habitase en él y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante su sangre, derramada en la cruz.