Y oí una gran voz del trono que decía: «¡Mira! La morada de Dios está ahora en medio del pueblo, y él habitará con ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Enjugará toda lágrima de sus ojos. Ya no habrá muerte’ ni luto ni llanto ni dolor, porque el antiguo orden de cosas ha pasado.» El que estaba sentado en el trono dijo: «¡Hago nuevas todas las cosas!». Luego dijo: «Escribe esto, porque estas palabras son dignas de confianza y verdaderas». Me dijo: «Está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al sediento le daré gratuitamente agua del manantial del agua de la vida.