Estos mandamientos que les doy hoy deben estar en sus corazones. Impresionarlos a sus hijos. Habla de ellos cuando te sientas en casa y cuando caminas por la carretera, cuando te acuestas y cuando te levantas. Atarlos como símbolos en sus manos y atarlos en sus frentes. Escríbelos en los marcos de las puertas de tus casas y en tus puertas.