Hacer recitaciones siempre es un placer para mí. Disfruto recitando pasajes de la Biblia sobre todo por el hecho de que me obliga a estar en un horario regular con memorizar la Escritura. Repaso el mismo pasaje cientos de veces en los días y semanas anteriores a la recitación real. A veces descubro algo en un verso, o me doy cuenta de su verdadero significado para mí, ¡después de una semana más o menos de estudiarlo! Siento que el Señor a menudo me revela algo sólo después de que haya rodado por mi mente docenas de veces. La verdad es que paso por estiramientos en los que me mantení al día con la memorización de las Escrituras y se estira donde la dejo caer, que siempre son lamentables. Mi salud espiritual siempre está en mucho mejor forma cuando me manteno constante. La verdadera ganancia para mí personalmente está siempre en el estudio que conduce a la recitación. Pero recitar la Escritura también me hace sentir que estoy contribuyendo al mensaje general que el equipo de adoración y el pastor de enseñanza, lo cual es algo bueno.